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Elio Berhanyer, maestro de la indumentaria.
05 de febrero de 2018
@Kroom2
Aprovechando que tuvimos la oportunidad de saludar a Elio Berhanyer en esta pasada MBFWM, vamos a hablar un poco sobre la figura de este diseñador de indumentaria. Descubriréis, entre otras cosas, por qué la historia es muy importante para conocer para la moda.
Pues bien, nació en 1929 en Córdoba en una familia muy humilde. A los 7 años el fusilamiento de su padre le marcó para siempre. Su padre, al que Elio adoraba, era una persona de extracto social muy humilde y un gran lector (de hecho, fue idea suya llamarle a él Elio, y a su hermana, Plinia).
Pasó hambre en su juventud y no fue al colegio, ni por supuesto a la universidad. Fue autodidacta y compaginaba el trabajo con la lectura. Ahora es Máster en Harvard y en Florida…, Premio Nacional de Diseño de Moda… Con eso no queremos hacer apología de la “no formación”. Elio vivió circunstancias muy adversas.
Con 15 años comenzó a dibujar e ilustrar en una revista (aunque empezó de botones). Posteriormente consiguió trabajo en otra revista como dibujante y le sugirieron que dibujara modas. Ya en Madrid, trabajó en la revista “Astra”, y al poco tiempo diseñó su primer vestuario teatral.
Si os preguntáis por el solideo que lleva desde hace algunos años Elio, no os penséis que es judío o que es especialmente religioso. Simplemente es su particular homenaje a Abderramán III porque logró consolidar la convivencia de las tres religiones que había en España entonces.
Uno de los grandes hitos en su carrera fue el diseño de la indumentaria de las azafatas de Aviaco e Iberia. En una época donde España buscaba una apertura internacional, consiguió que las azafatas fueran unas elegantes embajadoras. Cuando ganó el último concurso al que se presentó para vestir a la tripulación de Iberia, además, ganó en un certamen internacional al mismísimo Balenciaga (que diseñó el uniforme de Air France).
La crisis económica de los EEUU junto a una gran subida de impuestos en España, hicieron que, en 1978, junto con otros como Pertegaz o Pedro Rodríguez cerrara la alta costura.
A pesar de su disgusto, se inició en el prêt-à-porter, donde descubrió que colores y tejidos venían más o menos impuestos y se acostumbró a hacer “tallas”. Con todo y con eso, abrió más de 100 puntos de venta en España donde se vendían además bellos complementos, hasta que en 2011 cerró finalmente la compañía debido a la crisis económica de 2007.
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